Aún cazamos,
bajo la noche que se expande,
el lento resplandor de la sangre en el verano,
dulce llamarada de dientes que muerde el vacío,
como un sol abriéndose paso a través de los años
para llegar aquí, a nuestras manos
que han de partir el pan,
gasolina de eterna fragancia
con raíces de infierno,
el árbol brota transparente
y sus hojas cayendo
la celebración frenética del día
porque todo lo que vive
entre estas ruinas minuciosamente nombradas
resplandece.
Qué te sea leve el ruido
Qué los muertos canten a los muertos
Qué te sea leve el ruido de la memoria aplastada.
Qué los muertos canten a los muertos
una versión total del exterminio.